sábado, 8 de enero de 2011

Epifanía

El sol estaba apenas saliendo y un impulso me obligó a salir de aquel lugar. No sabía cuál era la moción que movía mis pies, si la hora, si el cansancio, si el desconcierto, si la incomodidad. Lo cierto es que caminé media cuadra hasta la parada del omnibus, contradiciendo a mis amigas que insistían en que vuelva a casa en taxi. Cuando salí de la esquina, con calor y ahogada por el encierro del bar, vi sentada a una mujer que también esperaba el bus. Tal vez fue eso lo que me inspiró confianza para ir y esperar junto a ella. Como el sol en verano sale pronto, a las seis y media de la mañana ya se empezaba a imponer. Caminé cerca de ella, en forma de circulos, en sentido horario, viendo si podía sentarme a su lado en el caso de que haya algo de sombra. Como estaba todo impregnado de sol, seguí caminando hasta pararme detrás de un poste de electricidad, lo suficientemente ancho para que yo pueda refugiarme en su sombra y no alejarme tanto de la parada. Entonces la mujer me habló:
- ¿Estás esperando el 11?
- Si, o el 03, cualquiera de los dos.
- Ah no, yo sólo espero el 11.
Pensé que la enriquecedora conversación terminaría allí, pero a los dos minutos de esperar me volvió a hablar y me dijo:
- ¿Sabés qué? Yo te quería hacer otra pregunta. Te quería preguntar si vos aceptaste al Señor Jesucristo en tu corazón.
- Sí, hace mucho.
- ¿Pero sólo lo aceptaste o ya te vas a alguna iglesia?
- Si, me voy a una iglesia también.
Mentí para que deje preguntar y no intente anotar mi número de teléfono o mi nombre como suelen hacer para no perder a las ovejas. Entonces noté la mirada cristalina de la mujer. Tenía unos ojos celestes que resaltaban en medio de las arrugas que decoraban ese rostro cargado de experiencias. El cabello corto, teñido de algún tono de rubio claro para disimular el paso de los años.
- ¿Y a qué iglesia te vas?
- A la luterana.
- A la luterana, esa no conozco.
- Es una iglesia evangélica, evangélica luterana.
No vi por qué no seguir hablando con ella mientras esperábamos el omnibus. Parecía muy sincera, muy amable, y sus palabras de alguna manera me estaban llegando a importar.
- ¡Ah, qué bueno! ¿Y ahí leen la biblia?
- Sí, leemos la biblia también.
- Vos sabés que el Señor Jesús es el único que nos salva, él es el único camino, él es el único.
Insistió y la miré a los ojos, pero cuando terminó y vi que no podía contestarle nada más que "sí", giré la cabeza hacia la izquierda a ver si venía un taxi o el omnibus para salir rápido de esa situación en la que yo misma me metí desde que salí del local la esquina y la que me produjo un nudo en la garganta. No sabía que decirle. De alguna manera sabía en mi corazón que lo que me estaba diciendo era todo cierto, incluso más adelante me contó a qué iglesia iba ella y la historia de un sobrino que la invitó a comer una vez a su pizzería y nunca más fue ahí porque él era muy soberbio. Luego con la mirada puesta sobre un árbol me preguntó:
- ¿Ese árbol qué será, limón o naranja?
Luego de mirar con atención el árbol que estaba más a la izquierda en la misma vereda, y recordando si es el mismo que tengo en el patio de mi casa (naranjo) o si es el mismo que está en el patio de mi mamá (limón), le respondo:
- Me parece que es un naranjo.
- Qué fuerte que está el sol, no da para estar en el sol desde temprano. Al mediodía es imposible, hace mucho calor, quema mucho el sol. Y acá hace calor todo enero, febrero, y hasta marzo hace calor.
Hablaba de Dios, del clima y de la naturaleza, y yo la escuchaba y respondía con breves oraciones o simples monosílabos. Ella estaba siendo honesta y yo le estaba inventando casi todo lo que le decía.  Después me di cuenta de que nunca va a saber que lo que yo le dije no era verdad. Y también de que no le estaba mintiendo a ella, me estaba mintiendo a mí misma. En pocos minutos llegué a la conclusión de que esa mujer, creo, no era de este plano.








Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.






No hay comentarios: