sábado, 17 de julio de 2010

Caminante

Cuando decís que ya nada va a pasar,
ahí, vuelve la vida a recordarte
que el camino tiene piedras,
que no podés quedarte dormido.

Con los ojos abiertos,
aunque llueva o haya viento en contra.
Aunque el sol te queme,
y el suelo arda.

No hay manera de distraerte,
porque sino pasa esto.
¿Qué es esto?
Esto es lo que no querés que pase.


Los cambios que asustan,
los caminos que se abren,
el tiempo que pasa
y los que pasan al tiempo.

La percepciones de la vida cambian.

A veces le brilla la mirada,
cuando surgen reencuentros,
cuando ve a los amantes abrazados,
cuando una madre mece a su hijo.

A veces se entristece,
cuando se refleja en el dolor,
cuando alguien deja de vivir aquí
para revivir lejos del sol.


El ritmo parece sinfónico,
pero en realidad no hay armonía.
La acción está latente en la sombra
de la huelga que promueve la vida.

Nada puede hacer que no te duermas
durante el recorrido del camino,
aunque pienses que nada va a pasar,
en el momento menos pensado.

La vida vuelve a reclamar su lugar.


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