" Tarde en mi vida había descubierto que nada nos aleja tanto de una posible verdad como el afán de "buscarse a sí mismo".
Lo curioso de esta presunta búsqueda introspectiva es que, cuando la padecemos, creemos que nuestra alma es un continente quieto, inmodificable, que nos estará aguardando pacientemente hasta que lo encontremos. Y lo cierto es que nadie sabe quién es. Apenas si somos nuestros actos, y éstos varían radicalmente ante el menor asomo de que, a partir de ellos, enhebremos cierta certeza personal.
Nadie sabe quién es. Por eso, lo mejor es andar despacio y sin demasiadas esperanzas. Tal vez, el paraíso sea el lugar donde nos entreguen un folleto que dice con claridad quiénes éramos, qué queríamos y por qué no logramos conseguirlo.
(...) Eso era todo lo que me quedaba luego de treinta años de vagar por el desierto de la duda."
(...) Eso era todo lo que me quedaba luego de treinta años de vagar por el desierto de la duda."
Tres mosqueteros - Marcelo Birmajer
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