jueves, 12 de noviembre de 2009

Dinámica de las significaciones y el sentido

Red Conceptual:

Universo semiótico

A modo de introducción, podemos decir que el universo semiótico es el que permite la existencia del acto sígnico particular. La red presentada pretende esbozar la relación entre una semiosfera particular con respecto a su entorno exterior, como así también representar la existencia de semiosferas, más pequeñas, dentro de ella.
Acerca de esto, en su libro La semiosfera. Semiótica de la cultura y del texto, Lotman aporta:

"Se puede considerar el universo semiótico como un conjunto de distintos textos y de lenguajes cerrados unos con respecto a los otros. Entonces todo el edificio tendrá el aspecto estar constituido de distintos ladrillitos. Sin embargo, parece más fructífero el acercamiento contrario: todo el espacio semiótico puede ser considerado como un mecanismo único (...) Entonces, resulta primario no uno u otro ladrillito, sino el "gran sistema", denominado semiosfera. La semiosfera es el espacio semiótico fuera del cual es imposible la existencia misma de la semiosis" (Lotman, 1996, pág. 23 y 24)

Una semiosfera, entonces, puede estar constituida tanto por una sociedad en general como por una ciudad o una simple situación comunicativa de la vida cotidiana. Cada lugar dotado de sentido puede constituir un universo semiótico, y éste a su vez puede constituir una parte de un universo aún más grande.
Cabe destacar que el universo semiótico no se constituye por la suma de actos semióticos particulares sino que es el mismo universo el que permite la existencia del acto sígnico particular. A su vez, cada semiosfera no se encuentra aislada de su entorno sino que se encuentra en contacto con otras semiosferas. En este sentido, se instala el concepto de frontera semiótica que permite el contacto de mensajes de una semiosfera con respecto a otra ajena a ésta. En otras palabras, la frontera traduce mensajes de un lenguaje externo al lenguaje interno de la semiosfera.
El concepto de frontera es muy importante ya que su instalación nos permite reconocer la existencia de dos esferas de la semiosis, es decir, la estructura inmanente o "la propia" y la estructura externa o "la ajena". Esta conciencia con respecto de lo otro colabora con la toma de conciencia de la propia especificidad pero cabe aclarar que, ésas estructuras externas, aún pueden formar parte de la misma semiosfera ya que una puede pertenecer al núcleo y la otra a la periferia, en ambos casos se trata de una organización interna de la semiosfera. En el núcleo encontramos a los sistemas semióticos dominantes, y en la periferia a los sistemas semióticos en contacto con otras estructuras externas, es decir, que se encuentran en la frontera, contaminadas por estas, y que, en algún momento, pueden reemplazar al núcleo de la semiosfera a la que pertenecen. Pero, para que esos mensajes externos lleguen al núcleo de una determinada semiosfera deben haber pasado antes por filtros que hayan "semiotizado" los hechos no semióticos.
Al tener en cuenta los conceptos de núcleo y periferia, podemos advertir que el espacio semiótico que resulta familiar desde nuestro punto de vista puede resultar, y de hecho lo hace, ajeno y extraño desde otra semiosfera. Esto constituye uno de los rasgos distintivos de ella y, al respecto, Lotman nos dice:

"... el espacio ‘no-semiótico’ (...) puede resultar el espacio de otra semiótica. Lo que desde el punto de vista interno de una cultura dada tiene el aspecto de un mundo no semiótico externo, desde la posición de un observador externo puede presentarse como periferia semiótica de la misma. Así pues, de la posición del observador depende por dónde pasa la frontera de una cultura dada." (Ibíd. pág. 29)

En este juego de lo propio y lo ajeno, además de determinar las fronteras de una cultura, se determina la frontera de diferentes sectores dentro de una propia cultura. Esto podemos observarlo en un ejemplo que nos trae el cuento de Martín Cohen, "Séptimo Arte" en su libro El instrumento más caro de la tierra, en el cual encontramos a un inspector-tasador llamado Alberto Salinas que acude a un cine ubicado en Villa Canedo para informarles a sus dueños que debían abandonar el lugar ya que por allí iba a pasar la nueva autopista que estaba por construir la municipalidad de la ciudad. Éste inspector, sin entender lo que ocurría en esa semiosfera de la cual él era ajeno, actuaba de manera prepotente para con los habitantes del lugar quienes no querían de ninguna manera vender el cine ni cambiarlo por otro lugar:

“Un suspiro táctico, caviló Salinas. Vérselas con gente idiota. Y abandonar la persuasión cuando no queda más remedio: su puño se cerró como el símbolo de una condena.” (Cohen, 1981, pág. 31)

Cada participante de la conversación posee una carga cultural y de sentido particular. La dueña del cine y el tasador provienen de universos semióticos diferentes y, por lo tanto, emiten textos diferentes. Veamos lo que ocurre en siguiente ejemplo:

"Salinas tuvo conciencia de que iba a atacarla con una sonrisa inteligente. Se acarició la corbata, caminó hasta un cenicero de pie, sacudió el cigarrillo y volvió.

-No se haga la que no entiende.

-No me hago.

-¿No sabe lo del autopista?

-¿Cómo voy a saber? ¿Que autopista?

-Salió en el diario.

-Si quiere que le diga una cosa, cuando una tiene pasión por el cine no puede andar leyendo el diario. Una cosa es el Séptimo Arte, algo inventado, y otra los diarios, que encima traen buena parte de mentira. ¿Sabe qué peligroso es que a una se le crucen en la cabeza demasiadas historias?" (Ibíd., pág. 30)

En éste diálogo podemos observar que estos participantes son diferentes pero que, a su vez, tienen en su estructura la imagen semiótica de su interlocutor, además de compartir el mismo lenguaje. También, podemos observar la presencia de la alteridad y de la identidad, es decir, de lo ajeno y de lo propio, respectivamente.
Insertos en el espacio semiótico que denominamos "cine", se presenta éste diálogo, en el cual la señora Clelia y el señor Salinas toman su posición, la primera como dueña del cine, y el segundo como inspector. Estos participantes, diferentes, demuestran ciertos prejuicios al dialogar con su contraparte. De parte del señor Salinas nos podemos remitir al pasaje anteriormente citado, en el cual él manifiesta tener que tratar con gente “idiota”. Ese pensamiento determina en gran manera a la situación de diálogo, ya que genera determinadas posturas y sentidos tanto para la recepción del mensaje ajeno como para la producción de las respuestas y de las interpretaciones de dichos mensajes.
Este mismo fenómeno ocurre en esferas o niveles más grandes de la semiosfera, al nivel de una sociedad y/o de diferentes culturas. Se trata de un conocimiento de lo otro (“alteridad”) para redundar en el conocimiento de lo propio (“identidad”), y vuelve sobre sí mismo reafirmando o modificando su propio punto de vista, es decir, un aprendizaje sobre lo que nos identifica o sobre lo que nos separa de los otros. Según Lotman, y siguiendo el ejemplo dado, nos encontramos en un nivel de la semiosfera en el que podemos encontrar más semiosferas dentro de ella que serán a su vez, tanto espacios de diálogo, es decir, el todo de la semiosfera, como participantes del diálogo, es decir, sólo una parte de ella.



Semiosfera e identidad

Si la semiosfera es un espacio de diálogo en el que se generan textos diferentes y que está inserto en una sociedad que posee determinada cultura, y que a su vez esa sociedad es una semiosfera en la cual aquella primera está inserta, podemos describir al cine como un espacio semiótico. Esta semiosfera está a punto de pasar a la memoria de los integrantes de ella y de quienes han concurrido al lugar ya que desean realizar un cambio en el espacio, que a su vez cambie su funcionalidad. Pasará a la memoria colectiva, de las personas del lugar, porque si bien será olvidada en algunos momentos, en otros volverá a manifestarse en el recuerdo de las personas. De ser un lugar al que acudía mucha gente, pasaría a ser un lugar de paso, de tránsito, en palabras del inspector Salinas:

"-La nueva autopista de opción que la municipalidad piensa construir este congreso hasta el GB 3 va a pasar por acá. Y usted tiene la mala suerte de que su cine está en el camino. Si hubiera estado en la vereda de enfrente estaría salvado. Cosas de la vida..." (Ibíd. pág. 31)

También podemos afirmar que ese espacio semiótico será reconstruido y pasará a tener otro sentido para la comunidad. Pero mientras este fin se modifica gradualmente, sus habitantes, intentando mantener la estabilidad, realizan una descripción propia, distinguiéndose y justificando sus deseos de permanecer en el lugar. Para explicar este cometido citaremos a Sloterdijk, en su libro Esferas II. Globos. Macroesferas, donde dice:

"Aquí, nosotros, la entidad comunitaria que somos, recortamos del espacio indiferente, no común, una esfera animada: en ella viviremos como en nuestro habitáculo cósmico. Aquí sabemos lo que pensamos cuando decimos que estamos en el mundo como en casa. El recorte es la embajada, la esfera es el sentido del ser." (Sloterdijk, 2004, pág. 181)

En este sentido, y refiriéndonos al cuento de Cohen, podemos advertir que el cine, además de ser el lugar de trabajo con el cual se sustentaba la familia, era utilizado también como vivienda familiar. Así, reconocemos varias actividades que realizaban los integrantes de la familia en esa semiosfera, por ejemplo la señora y la hija atendían la boletería por turnos, el padre de familia y el hijo se ocupaba de la sala de proyección, por último, la abuela preparaba la comida. En otras palabras, el cine era su casa y su mundo. En palabras de la joven Elina:

"- Bueno, mi mamá ya les habrá explicado que para nosotros el cine es muy importante. Casi una cuestión de vida o muerte..." (Cohen, 1981, pág. 34)

Por supuesto, la presencia del inspector y del notario, así como la construcción de la autopista, ejemplifican un proceso de cambio en la semiosfera así como en la vida de las personas que viven en ella.


Conclusión

La semiosfera es un término muy complejo que inserta múltiples aspectos de la cultura y de la vida del hombre en sociedad. Conforma a su vez al “gran sistema” como así también a una pequeña parte de él. De todas formas, la semiosfera siempre representa a un “todo” cargado de sentido, que permanece en contacto con otras semiosferas con las cuales existe el diálogo y/o la separación.
En la frontera semiótica convergen lo propio y lo ajeno, se unen dos o más esferas cargadas de sentido, las cuales pueden identificarse o diferenciarse unas con respecto de las otras. La importancia de este contacto radica en el reconocimiento de lo otro con lo cual convivimos, y en el hecho de que tanto nosotros como los otros formamos parte del núcleo y de la periferia, según la posición desde la cual se observe al universo semiótico.
Muchas veces, de esto también depende la comprensión de los mensajes externos, es decir, la traducción de los mensajes no-semióticos al lenguaje interno de la propia semiosfera.
Como dice Lotman, tomar conciencia de sí mismo en un sentido semiótico y cultural equivale a tomar conciencia de la propia especificidad. A su vez, es menester tomar conciencia de los mecanismos de la semiosfera para enriquecer el intercambio y respetar las diferencias con respecto de lo alterno, como así también filtrar los mensajes externos para que sean traducidos de la manera más cercana posible a su sentido original, lo que nos permitirá generar nuevos textos conteniendo elementos de la lengua ajena para hacer posible el diálogo.


Bibliografía

- Balandier, G. (1990): “El movimiento” en El desorden. La teoría del caos y las ciencias sociales. Barcelona, Gedisa. (Pág. 226-237)
- Cohen, M. (1981): “Séptimo Arte” en El instrumento más caro de la tierra. Barcelona. Montesinos. (Pág. 23-41)
- Lotman, I. (1996): La semiosfera. Semiótica de la cultura y del texto. Madrid, Cátedra. (Pág. 21-42 y 77-109)
- …………. (1998): La semiosfera. Semiótica de la cultura y del texto. Madrid, Cátedra. (Pág. 63-80 y 152-162)
- …………. (1998): Cultura y explosión. Barcelona, Gedisa. (Pág. 19-34 y 159-168)
- Sloterdijk, P.(2004): “Recuerdos-receptáculo. Sobre el fundamento de la solidaridad en la forma inclusiva” en Esferas II. Globos. Macroesferología. Madrid, Siruela. (Pág. 173-218)

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